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¿ Quién soy ?

Me llamo Raúl Granados. Con solo 6 años de edad pisé por primera vez un escenario. En aquel momento descubrí que lo que quería hacer el resto de mi vida era subirme a uno y mover los pies hasta que mi cuerpo aguantase. En ese tiempo era solo un niño y no sabía lo que significaba 'bailar'. No sabía lo que podía llegar a significar la danza en la vida de una persona.

En aquellos años me dediqué a bailar lo que hoy en día se denomina jazz. Pasando por ritmos latinos como salsa o samba dedicaba mi tiempo libre a entrenar y aprender todo lo que pudiera.



Con el tiempo la 'fiebre por el baile' seguía creciendo y necesitaba aprender y controlar más mi cuerpo y mi capacidad de movimientos. Ese momento de cambio significó un antes y un después en mi vida y en mis sentimientos. Comencé a entrenar en gimnasios a nivel más profesional y a prepararme en diferentes estilos de danza... y ahí conocí el hip hop. En aquella época no existían escuelas que enseñaran esta disciplina. Al menos en Gran Canaria.

Tuve la suerte de toparme con la primera generación que surgió en el mundo del hip hop en Canarias. Cada día experimentaba nuevas sensaciones y nuevos conocimientos, algunos se conocían y otros en cambio no. Lo cierto es que los conocimientos que llegaban a la isla no eran del todo correcto, y las personas que estaban en disposición de enseñarlos erraban continuamente.



Nunca supe si lo hicieron conscientemente o no tenían ni idea.

No existía la facilidad de encender una pantalla y aprender con mil tutoriales y actuaciones de los que más dominaban el estilo. Así que decidí viajar para conocer las bases de los estilos que me gustaban y quería implementar en mi cuerpo. Cuando viajé por primera vez y asistí a un congreso internacional de hip hop...  fue cuando descubrí que la técnica era lo más importante, y que era el camino para expresar mi manera de entender la música. Y por eso luché. Por aprender cómo se hacían las cosas correctamente.

Desde ese momento no dudé en viajar una y otra vez a sitios como Madrid, Barcelona o Londres para que los mejores profesores del momento me enseñaran los secretos de los movimientos.



Nunca supe cómo pero, en cuestión de meses me vi dando clases en las mejores escuelas nacionales y bailando con artistas internacionales. Una vez empecé mi camino a ese nivel, todo fue en auge. De pequeñas escuelas a grandes academias en las que tuve el placer de formar futuros profesores. De bailar en pequeños pueblos a ganar campeonatos nacionales. De pertenecer a grupos desconocidos a coreografiar bailarines y artistas profesionales. Ganando premios y recibiendo el reconocimiento por mi trabajo como docente, coreógrafo y bailarín.



Tras un largo aprendizaje, que nunca acabará, mi meta sigue siendo la misma: Aprender y enseñar las bases técnicas para poder controlar el cuerpo y materializar ideas simples en obras de arte. Porque las cosas bien hechas tienen su recompensa. La felicidad.

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